¿Y si nuestro sexto sentido, aquel que no nos ha sido dado para recibir, tratar y transmitir datos, se pudiera crear en forma de gadget?
¿Sueño de la razón? Tal vez, pero no se trata de ciencia ficción en cualquier caso. Acabo de ver con mis propios ojos la demostración en la conferencia TED que se celebra esta semana en Long Beach, al sur de Los Ángeles. La conferencia TED (siglas del los vocablos en inglés Technology, Entertainment and Design) se consagra a las "ideas que vale la pena difundir". Con esta edición se cumple su 25 aniversario y participan Al Gore, Bill Gates y Tim Berners-Lee, entre otras personalidades a menudo menos conocidas pero no por ello menos interesantes.
Volvamos, sin embargo, a nuestro gadget del sexto sentido.
El artilugio en cuestión consta, entre otras cosas, de una cámara de fotos y de un mini proyector. Se lleva colgado del cuello sobre el pecho y es capaz de interpretar los gestos de quien lo lleva: si describe un rectángulo con el dedo frente a sus ojos como si tratara de encuadrar una imagen, el aparato capta su intención, hace la foto y puede proporcionar datos sobre el monumento o la persona en cuestión.
Sabe leer un billete de avión e incluso decir si el vuelo en cuestión lleva retraso. Si le muestras la muñeca, proyecta sobre ella la imagen de un reloj con la hora conveniente. El proyector funciona sobre cualquier superficie, lo que permite, por ejemplo, representar una imagen con las teclas del teclado sobre las falanges de los dedos de una mano sobre la que al instante podemos marcar el número deseado puesto que el conjunto está conectado a un teléfono que llevamos en el bolsillo o en una cartera o bolso.
Un aparato semejante puede también indicarnos en detalle el contenido de un producto que ha captado nuestro interés en una tienda, darnos la opinión que tienen sus usuarios de éste, si contiene sustancias tóxicas, por ejemplo, o, si se trata de un libro, qué opinan en Amazon sus lectores y cuánto cuesta.
Desconozco en qué fase de desarrollo de la tecnología de que se trate está pero Pattie Maes, del Media Lab del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets) no va a ningún sitio sin el suyo alrededor del cuello.
Denominado "Interfaces fluidas", su equipo de investigación "se propone repensar radicalmente la experiencia interactiva entre hombres y máquinas".
Por si os interesa saberlo, fabricar el aparato actualmente costaría 250 dólares y podría llegar a tener el mismo precio de mercado que un teléfono móvil si se llegara a producir en serie.
He aquí una composición de lugar muy parcial de esta conferencia, de la que volveré a hablar en las próximas horas y días. Una experiencia tanto más fascinante que aquella que se propone replantear el papel de la tecnología en tiempos de crisis y recesión. Y, se me olvidaba… también se ocupa del futuro de la especie humana.
Vía: soitu.es
Foto vía: whiteafrican en Flickr.
¿Sueño de la razón? Tal vez, pero no se trata de ciencia ficción en cualquier caso. Acabo de ver con mis propios ojos la demostración en la conferencia TED que se celebra esta semana en Long Beach, al sur de Los Ángeles. La conferencia TED (siglas del los vocablos en inglés Technology, Entertainment and Design) se consagra a las "ideas que vale la pena difundir". Con esta edición se cumple su 25 aniversario y participan Al Gore, Bill Gates y Tim Berners-Lee, entre otras personalidades a menudo menos conocidas pero no por ello menos interesantes.
Volvamos, sin embargo, a nuestro gadget del sexto sentido.
El artilugio en cuestión consta, entre otras cosas, de una cámara de fotos y de un mini proyector. Se lleva colgado del cuello sobre el pecho y es capaz de interpretar los gestos de quien lo lleva: si describe un rectángulo con el dedo frente a sus ojos como si tratara de encuadrar una imagen, el aparato capta su intención, hace la foto y puede proporcionar datos sobre el monumento o la persona en cuestión.
Sabe leer un billete de avión e incluso decir si el vuelo en cuestión lleva retraso. Si le muestras la muñeca, proyecta sobre ella la imagen de un reloj con la hora conveniente. El proyector funciona sobre cualquier superficie, lo que permite, por ejemplo, representar una imagen con las teclas del teclado sobre las falanges de los dedos de una mano sobre la que al instante podemos marcar el número deseado puesto que el conjunto está conectado a un teléfono que llevamos en el bolsillo o en una cartera o bolso.
Un aparato semejante puede también indicarnos en detalle el contenido de un producto que ha captado nuestro interés en una tienda, darnos la opinión que tienen sus usuarios de éste, si contiene sustancias tóxicas, por ejemplo, o, si se trata de un libro, qué opinan en Amazon sus lectores y cuánto cuesta.
Desconozco en qué fase de desarrollo de la tecnología de que se trate está pero Pattie Maes, del Media Lab del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets) no va a ningún sitio sin el suyo alrededor del cuello.
Denominado "Interfaces fluidas", su equipo de investigación "se propone repensar radicalmente la experiencia interactiva entre hombres y máquinas".
Por si os interesa saberlo, fabricar el aparato actualmente costaría 250 dólares y podría llegar a tener el mismo precio de mercado que un teléfono móvil si se llegara a producir en serie.
He aquí una composición de lugar muy parcial de esta conferencia, de la que volveré a hablar en las próximas horas y días. Una experiencia tanto más fascinante que aquella que se propone replantear el papel de la tecnología en tiempos de crisis y recesión. Y, se me olvidaba… también se ocupa del futuro de la especie humana.
Vía: soitu.es
Foto vía: whiteafrican en Flickr.
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